El prejuicio proviene de procesos básicos a nivel cognitivo en todos los seres humanos. Nuestra mente trabaja arduamente para poder simplificar toda la información que es percibida desde los sentidos. En este proceso, y de forma reiterada, nuestra mente organiza la información que percibe del mundo exterior en categorías generales donde se puede guardar organizadamente y luego encontrar, de ser necesario. Es así como surgen los estereotipos; el estereotipar es una forma automática de categorizar en base a la pertenencia a grupos sociales y culturales. De hecho desde muy pequeños comenzamos a categorizar a los demás en base a características tales como el color de la piel, la etnia o el acento. Por lo que se puede decir que es un proceso automático, y de ser así, muy difícil de evitar.
Yo: Hey hola! ¿Cómo estás? Te
veo un poco distraída.
Otra persona (mujer): Hola!
Si, últimamente he tenido problemas en mi relación
Yo: wow lo siento! A todas
estas ¿Cómo se llama tu novio? Creo que nunca he preguntado nada acerca de él
Otra persona (mujer): No, no
es mi novio, es mi novia
Yo: ¡Ah!, perdóname.
El anterior dialogo lo traigo a colación
para entender la importancia del prejuicio implícito. El preguntarle el nombre
de su pareja fue una herramienta desesperada de alguien que no tenía el mas
mínimo intereses de abordar la situación; pero no soporto, y podría sonar como
un cliché, ver a una mujer entristecida, sobre todo si es conocida. Luego de
aquella metida de pata me disculpé con la persona, pensando que le había
impartido más seriedad a aquella relación de lo que ya merecía. Esto es solo una situación que puede
ocurrirnos a cualquiera que tenga amigos o se rodea de personas gays, lesbianas,
bisexuales, o aquellos que estén explorando su orientación sexual. Este tipo de
error, ya sea que esté basado en un prejuicio personal o social normativo hacia
esta población en particular, es bastante bochornoso.
En un post anterior les
comentaba que aun cuando el prejuicio esté basado en normas culturales como por
ejemplo que este sea socialmente aceptado y/o común en la sociedad y que por lo
tanto lo hayamos aprendido mediante el proceso de socialización, no nos exime
en tal sentido de la responsabilidad personal, este muy bien podría ser un
error intencional o no intencional. Pero porque hago alusión a que puede ser
intencional o no, esto es debido a que nuestra mente funciona con categorías,
procesamos diariamente tanta información que es necesario que el cerebro
realice las categorías de estímulos pertinente para que el proceso de
generalización nos ayude a identificar cuáles son conocidos y cuáles no, y de
tal forma evitar la saturación de información. Imaginen por un segundo como sería
un día entero si tuvieran que identificar cuáles son las partes de un lápiz,
cuál es su textura, como saber que es un lápiz y que no es un borrador, para
qué sirve el lápiz, etc. O aprender de nuevo el camino a casa, con la infinidad
de estímulos que se encuentran presentes desde que salen de su casa hasta la
universidad/trabajo; o que tuvieran que aprender de nuevo el rostro de las
personas para poder identificarlos todos los días, sería totalmente agotador.
Una vez que están formadas estas categorías, estás constituyen la basa del
pre-juicio normal. No hay modo de evitar este proceso. La posibilidad de vivir
de modo algo ordenado depende de él.
El prejuicio proviene de procesos básicos a nivel cognitivo en todos los seres humanos. Nuestra mente trabaja arduamente para poder simplificar toda la información que es percibida desde los sentidos. En este proceso, y de forma reiterada, nuestra mente organiza la información que percibe del mundo exterior en categorías generales donde se puede guardar organizadamente y luego encontrar, de ser necesario. Es así como surgen los estereotipos; el estereotipar es una forma automática de categorizar en base a la pertenencia a grupos sociales y culturales. De hecho desde muy pequeños comenzamos a categorizar a los demás en base a características tales como el color de la piel, la etnia o el acento. Por lo que se puede decir que es un proceso automático, y de ser así, muy difícil de evitar.
El prejuicio proviene de procesos básicos a nivel cognitivo en todos los seres humanos. Nuestra mente trabaja arduamente para poder simplificar toda la información que es percibida desde los sentidos. En este proceso, y de forma reiterada, nuestra mente organiza la información que percibe del mundo exterior en categorías generales donde se puede guardar organizadamente y luego encontrar, de ser necesario. Es así como surgen los estereotipos; el estereotipar es una forma automática de categorizar en base a la pertenencia a grupos sociales y culturales. De hecho desde muy pequeños comenzamos a categorizar a los demás en base a características tales como el color de la piel, la etnia o el acento. Por lo que se puede decir que es un proceso automático, y de ser así, muy difícil de evitar.
Tras un proceso profundo de reflexión,
caí en cuenta que el ser estudiante de psicología me ha sesgado, me he
envestido con el futuro rol de un profesional de la salud, con buenas
intenciones y por lo tanto exento de prejuicios, como si formar parte de este
gremio o cualquier otro del sector de la salud me exonerara de los prejuicios
sociales y culturales que el resto de las personas del vulgo poseen ¡Incapaz!
Pensaba. Pero la motivación psicológica de preservación en conjunto con el
aumento de mi autoconcepto me llevó a darme cuenta tardíamente de que al igual
que el resto de la población, pase por ese proceso de sociabilización, y por lo
tanto, debo tener prejuicios y estereotipos. Verán, los seres humanos tenemos
la tendencia de presentarnos como competentes y son estas estrategias de
ejemplificación de situaciones que lo demuestran, las que pretenden nuestra
presentación como seres dignos y
moralmente respetables. Desde primer semestre me sujeté a la idea de que
trabajaría con n cantidad de personas por lo que la idea de generar sesgos en
contra de personas basado solamente en su pertenencia a un grupo social
determinada era incomoda, y lo sigue siendo. Cosa que tras profundos procesos
de internalización deje a un lado de mi torcida mente.
La posibilidad de tener prejuicios en
base al género, raza, etnia y estatus socioeconómico es completamente natural
por lo que no se preocupen, a no ser que sean de estas personas que quieren
presentarse ante nosotros como buenas, moralistas y de buenas intenciones;
hacerlo es ignorar que existen diversidades sociales y culturales. Y como reflexión,
la diferencia entre mi persona el día de hoy, tras este proceso, y mi persona
en los primeros semestres de la carrera, es sorprendente. Tenemos que tener el
control consiente que ejercemos no necesariamente sobre la aparición de los
estereotipos como tal, sino sobre no dejar que estos afecten nuestro
comportamiento.