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Merwin Ponce

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My name is Merwin Ponce and I have been working with Talent Management for over a year, learning every day about processes associated with Personnel Selection, Personnel Training, Organization Development and Working Environment. Throughout this year, I have developed competencies as a speaker, dictating talks and lectures about working environment, assertiveness, interpersonal communications, solidarity and teamwork. Companies need to know the qualities and talents of their employees, and they can achieve this goal through the Human Resources personnel. Inside Work with Coffee you’ll find material on Personal Development and HR Management. The website’s main language is Spanish (SPA)

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Cambio de actitudes en el prejuicio


El perjuicio es el rechazo de una persona debido a su pertenencia grupal. G. W. Allport, en 1954, definió el prejuicio como “una actitud hostil o desconfiada hacia una persona que pertenece a un grupo, simplemente debido a su pertenencia a dicho grupo”. En esta definición puede apreciarse el carácter articulatorio del prejuicio entre lo psicológico y lo social  

El prejuicio hace referencia a una actitud hostil o desconfiada hacia una persona que pertenece a un grupo y cuya justificación por tal actitud es la pertenencia a dicho grupo. Al ser el prejuicio una actitud entonces se puede realizar un cambio de actitudes, si vemos al prejuicio como tal actitud de rechazo, el componente cognitivo de la actitud prejuiciosa está constituido por los estereotipos, por todas aquellas creencias que se tienen alrededor de la persona o el grupo objetivo. 


El rechazo al grupo sería el componente afectivo de la actitud y la discriminación hacia esas personas seria el componente conductual, la manifestación de la actitud.

Actualmente el prejuicio se aborda desde su modalidad implícita por lo que podemos encontrar dos tipos de personas: aquellas que no quieren parecer prejuiciosas a los ojos de los demás y aquellas con valores personales contrarios al prejuicio. Incluso en esta pequeña categorización de las personas en base a como es abordado el prejuicio desde un factor psicosocial, se puede observar el factor de cambio en las actitudes. Desde la parte cognitiva, que es en lo único en lo que se puede hacer inferencias, una persona es objeto de cambio de sus creencias para poder estar en consonancia con los valores sociales considerados como aceptados. 

Tenemos la particularidad de categorizar a las personas de acuerdo a características “objetivas” con el fin adaptativo de facilitarnos la vida social pero esto en sí genera una forma de prejuicio. Al categorizar juzgamos según características que consideramos desde connotaciones negativas y asumimos que todas las personas de esa categoría son iguales y tienen el mismo significado para nosotros, esta formación de estereotipos generan en sí un cambio de actitud. Estaremos orientados hacia la evitación, marginación o expresión de desagrado/agrado a las personas que entren en estereotipo con connotaciones negativas o positivas.


            Por otra parte, una de las formas de cambio de actitudes a nivel interpersonal son aquellas en las que las personas actúan en forma contraria a sus creencias, mejor explicado por la teoría de la disonancia cognitiva, los estereotipos negativos hacia algunos grupos influyen también en las expectativas que llevan a la interacción con la persona del grupo estigmatizado, y puede hacer que este se comporte de manera que la creencia inicial del perceptor resulte ratificada. Es decir la propia persona del grupo estigmatizado interioriza el estereotipo negativo existente hacia su propio grupo y su rendimiento es inferior en aquellos aspectos relacionados con dicho estereotipo.

Las expectativas del perceptor contribuyen a mantener el estigma relacionado con aspectos tales como el grupo ético, sexo, entre otros. Cuando la persona estigmatizada percibe que existe una incongruencia entre lo que piensan los demás acerca de cómo debería comportarse y como este lo hace, la disonancia surge, por lo que la forma de reducirla es cambiar su creencia y admitir, haciendo suyas, las características que según los otros lo definen.

             Desde una mirada de grupo, el prejuicio esta orientado hacia un grupo externo a la persona que crea la actitud, esas actitudes de prejuicio son compartidas por lo miembros de un grupo propio y, finalmente el prejuicio refleja las relaciones intergrupales en un momento determinado, es decir la fuerza de esta actitud va a depender del carácter de cercanía que se tenga con el otro grupo. Los objetivos que ambos persigan y la percepción de recursos compartidos para lograrlo. El prejuicio persiste cuando se da una situación de conflicto entre dos grupos por lo que la valoración negativa del otro surge para tener un sentimiento de superioridad y afirmar la personalidad del propio grupo, es decir las actitudes en este caso buscan favorecer las características del grupo, por lo que buscan la diferenciación entre grupos, reafirmando así las características individuales o las características como grupo.

            Al ser actitudes, el factor afectivo se encuentra también funcionando para que se permita un cambio, los diferentes grupos generan emociones, se generan emociones negativas hacia otro grupo y positivas hacia el propio grupo dependiendo de la situación de comparación. En esta comparación se identifican ciertas emociones a partir de las conexiones cognitivas existentes en el momento y son estas cogniciones las que van a guiar la acción fisiológica de los miembros del grupo.

            Para poder generar un cambio en la formación de prejuicios es  necesario entonces poder abordar, no la acción o la manifestación de hostilidad sino la forma en que las personas crean estereotipos y como estas les adjuntan connotaciones negativas.  A partir de estas connotaciones se genera una emoción que le permita expresar lo que sienten en función de esa categorización, por lo que el cambio debería generarse a nivel cognitivo y afectivo para luego ver algún resultado en la manifestación de discriminación.


Uno de los ejemplos más notables de prejuicios en Venezuela es el de la discriminación por parte de las personas hacia la zona de procedencia en la ciudad de Caracas, haciendo alusión a las clases sociales. La división por parte de esta discriminación estaría determinada entre las personas que viven en el lado oeste de la ciudad (clase baja o media baja) y las que viven en el este de la ciudad. La diferenciación se hace a partir de infraestructuras, comercios, imagen personal, nivel socioeconómico, incluso con la percepción de que un lado de la ciudad es más seguro que otro. Esto mismo ocurre con las personas que vienen del interior del país, frases como “Caracas es el centro y lo demás es monte” afirma que la percepción de las personas sobre los que vienen del interior del país es negativa.

El estigma social puede considerarse como un efecto o una causa del prejuicio; el estigma social es una marca que indica que la persona debe ser evita por formar parte de un grupo minoritario, la estigmatización se produce cuando una persona posee de forma real o a los ojos de los demás, algún atributo o característica que le proporciona una identidad social negativa o devaluada en un determinado contexto. Afecta a un determinado grupo de personas y es compartido, porque existen acuerdos entre los miembros del grupo mayoritario a la hora de definir que atributos son rechazables.



            Existen varios tipos de estigma, los triviales, asignados a un miembro de otro grupo o cultura; los basados en deformidades o los basados en las machas del carácter como los alcohólicos, pero actualmente se determinan dos dimensiones de acuerdo a la forma en que es tratada la persona estigmatizada como la experiencia subjetiva que dicha persona experimenta.

Por ejemplo: La homosexualidad, es un estigma social el que se tiene a los miembros que formar parte de este grupo minoritario como consecuencia del prejuicio que se tienen sobre las personas gay, acerca de su promiscuidad, inanidad, conducta moral cuestionable, entre otras cosas. Se les evita o humilla por tener una orientación sexual distinta a la establecida por el grupo nómico, así como la realización de tal comportamiento en lo público, a pesar de que en Venezuela se busca con campañas una conducta “moderna” dirigida hacia la aceptación de tal orientación, la discriminación se hace evidente cuando se presentan casos de manifestaciones por los derechos de este grupo minoritario.   

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Un momento de vulnerabilidad

Me di cuenta de que mucho del cariño que suelo expresar a esas personas que considero especiales es similar al que siento por mis familiares. Quizás por ser personas especiales debería ser un poco diferente. Quizás la idea de sentir algo especial por un ser amado me aterra. Existió un ser especial, el cual fue extraordinario y significa mucho para mí. Durante un accidente perdí a esa persona y me lamento cada día no haber podido confesar mis verdaderos sentimientos...

          Suelo alejar a las personas que quiero por la excusa del terror a ser herido. Sin embargo, me siento bien al saber que mi ser amado se encuentra feliz. No está mal decir que me comencé a sentir con una gran tristeza y con un enorme deseo de llorar, pero pienso que expresar esos sentimientos pueden causarme incomodidad.  Y este es justo el punto que deseo traer a la reflexión. A menudo solemos mostrarnos como invulnerables,  incluso incapaces de manifestar amor o algún otro sentimiento por las personas que nos rodean. Para protegernos, para evitar en la medida de lo posible que nos hagan daño, para escapar de la terrible posibilidad de salir heridos y para defendernos en esos momentos en lo que solemos ser más sinceros, en lo que nuestro propio yo no tiene caparazón alguna, ese momento en el que se encuentra expuesto y honesto. No importa cuán adaptativa sea esta capacidad en algunas ocasiones, evitar cualquier contacto sentimental no es la solución, nos aparta de una de las cosas más hermosa que tiene el ser humano, nos aparta de sentir y de aprender.

        Quería parecer confiado, seguro. Sin embargo, evitar mostrar todos estos sentimientos y emociones me hizo sentir de manera efímera esa seguridad y confianza que tanto he buscado. Como consecuencia termine ocultando todo eso que me hacía humano, con la ilusión de que ocultar significara desaparecer, pero fue todo lo contrario. Se acumularon en mí e incrementaron todo aquel malestar que traté de alejar. Irónico: no permitirme sentir despertó sentimientos en mí con mayor intensidad.  

        Este escudo que yo mismo diseñe para protegerme me impidió por tanto tiempo enseñar quien era realmente, que había detrás de tanta hostilidad e indiferencia. Me impidió centrarme en desarrollar esa confianza que tanto deseaba. Fue lo suficientemente fuerte como para bloquear cualquier oportunidad de expresar abiertamente mis sentimientos hacia otras personas.

        Nos criamos bajo el eslogan: tenemos que ser fuertes o eres hombres, los hombres no  lloran; que aprendimos a desarrollar juicios de valores tan duros contra nosotros mismos. Sobre todo cuando se trata de relacionarnos con terceros. Esa vulnerabilidad o ese concepto distorsionado de lo que significa ser vulnerable para mí siempre ha sido como aquella condición que no nos gusta enseñar, la parte más íntima de mi ser, llena de emoción, de inseguridades y de limitaciones.  Esa parte que me hace débil. Pero… ser vulnerable no significa ser débil, mostrarse vulnerable es abrir una puerta hacia el aprendizaje, solo alguien realmente fuerte y seguro puede mostrarse como es. Asumir cualquier inseguridad y aprender de ellas, esa será una de mis labores principales cada día, aprender de mí mismo. 

“Cuando todo parece caerse,
cuando el cansancio te agota aún más de lo que creías posible,
cuando nada parece lo que creías que era,
cuando la tristeza asoma por la ventana de tus ojos
sin que puedas esconderla,
la vulnerabilidad llega y te abraza
y también es ella la que te dice
“aquí sigues conmigo
como de costumbre
aprendiendo de mí,
andando camino
y sabiendo que soy
mi mismo reverso,
aquello que labras a través de mí,
la confianza.
No hace falta que huyas de mi
acompáñame amablemente
y podrás ver que la tierra
que sientes perder bajo tus pies
no es más que un camino que sigue
por nuevas sendas
y un camino donde conocer
nuevos colores de mi reverso”
Alexandra Farbiarz Mas
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