Hace un par de semanas, no sabría decirles
cuando puesto que ya es común salir y encontrarse un paro de trasporte por
cualquier motivo, me vi en la necesidad de ir caminando desde mi oficina, en Chacaito,
hasta la universidad, en Ciudad Universitaria.
Sigo mi camino
y al iniciar el bulevar me encuentro con los típicos evangélicos hablando del
apocalipsis zombie y sus cositas de siempre, un par de niños pidiendo dinero
para comprar comida, una chica que lloraba porque la habían robado y dos tipos
que hablaban sobre un culito. Parte de ser venezolano es expandir tu campo de
atención y estar pendiente de 4 eventos al mismo tiempo o al menos intentar
estar pendiente de las cosas más llamativas.
- Me
van a robar, que ladilla con esa gente, pobrecito esos niños, ya no me queda
nada si me roban me matan, ese carajo se ve feito noooo - Eran parte de mis
pensamientos.
Llegando al centro comercial Chacaito y
caminando justo frente al Barrio Tricolor, mi respiración comenzó a acelerarse,
comencé a sudar y sentía como mi corazón palpitaba mucho más rápido. Acelero el
paso y escucho a lo lejos un - flaco,
párate ahí - ni siquiera me detuve a pensar que podría ser conmigo, aceleré
aún más el paso hasta llegar al Mc Donalds de Sábana Grande, donde ya estaba
bastante agotado y no podía seguir caminando.
Una señora llega por mi espalda y me hace
pegar aquel salto, no me lo esperaba, cuando reparo que era una señora y aun
estando exaltado le digo que no tengo nada que me pueda robar, porque uno no
descarta ser robado por una dulce señora. Amablemente me dice que se me había
caído el carnet y que con sus varices caminó a todo lo que pudo para poder
alcanzarme *Aww*.
Me sentí muy apenado y le pedí disculpas a
la señora. Ella me respondió diciendo - No
te preocupes hijo, a tu edad yo no andaba tan nerviosa en las calles, las cosas
eran diferentes; te pareces a mi nieto, él se fue del país porque las
oportunidades no son las mismas que antes, me recuerdas a él... cuanto lo
extraño. Mi niñito, vete del país, la solución está en el extranjero –
Me fui en lágrimas, era una mujer de unos
72 años viviendo sola en Venezuela, sus familiares están en el extranjero
intentando sobrevivir para poder sacarla del país. Al despedirnos, deseándome
lo mejor, me da un cálido abrazo y me dice que espera no volver a verme, que me
espera un mejor futuro en otro país.
Gracias por esa inesperada reacción, nunca
la esperé de un venezolano. Que mal que nos conociéramos bajo esas
circunstancias. Espero que esa dulce señora se encuentre bien y pueda
reencontrarse con su familia de nuevo.
Las personas no suelen agredir
directamente, en parte porque para nuestra sociedad la conducta agresiva y
destructiva es mal vista, sin embargo las personas se las han ingeniado para
disminuir el riesgo de represalias.
Las personas suelen atacar en
formas en las que no tomen la responsabilidad por sus acciones lesivas. Las
consecuencias perjudiciales que más preocupan a la sociedad, a menudo son
causadas remota, indirecta e impersonalmente.
La agresión tiene como objetivo principal
producir daño a las personas y la destrucción de la propiedad, pública o
privada, esto de acuerdo con Bandura en su Análisis del aprendizaje social de
la agresión. En el caso de las manifestaciones es cuando se hace más visible el
juicio de valor con el cual se interpreta la conducta agresiva.
Se clasificará como agresivo o no
un acto de acuerdo a los juicios subjetivos de si fue intencional o accidental.
EL mismo acto se juzga de acuerdo a varios factores socioculturales. Los
valores propios clasificadores afectan también a la manera en que ciertas
actividades son interpretadas en la vida cotidiana.
Dentro de las medidas del
Gobierno se encuentran las de salvaguardar el bienestar común de sus ciudadanos, en pro
de cumplir con este objetivo pueden utilizar las herramientas que consideren
necesarias. En el caso de una manifestación el que una persona o grupo no
simpatizante del gobierno realice una protesta
pacífica será percibida como amenazante
tanto para los entes gubernamentales como para las personas pro gobierno. En
este mismo ejemplo, si el gobierno decidiera tomar medidas de represarías, las
acciones para detener a lo manifestantes, aunque sean posiblemente violentas,
serían percibidas como necesarias
para mantener el orden.
Por ejemplo, consideremos al
señor Pedro que se encuentra camino a su trabajo y en medio de la odisea diaria
se encuentra cola por una manifestación en la autopista:
Sr.
Pedro: Voy a llegar tarde al trabajo por la culpa de esos rufianes. Hay que
depurar esta clase de vandalismo, la agresión no llega a nada.
Luego de la represalia:
Sr.
Pedro: Era necesario que se tomaran medidas, la violencia no llega a nada, pero
es justo usarla para protegernos.
Ambos son ejemplos de actos
violentos y ambos están siendo justificados. Por un lado los manifestantes son
tachados de vándalos mientras que por el otro, los entes de control son
percibidos como Salvadores, se fundamenta la agresión en función de valores más
elevados. Existen propósitos nobles como proteger a los civiles, en los que casi cualquier forma de agresión
puede calificarse como justa.
El uso de una norma doble para
juzgar la agresión constituye un problema.
A las dependencias gubernamentales se les confía el poder de coerción
destinado a la protección de la ciudadanía. Quienes consideran que sus
intereses sociales y económicos están salvaguardados por el sistema, aplauden
las prácticas represivas que mantienen el control social; por el contrario, los
disidentes que persiguen cambios sociales a través de la presión colectiva ven
en las contramedidas cohesivas, tomadas por agentes de control, como actos
agresivos, con los que intentan más bien preservar el statu quo que protege
imparcialmente el bienestar de todas las capas de la sociedad.
Si una sociedad ha utilizado la
práctica de medidas agresivas en el pasado para solventar problemas, es muy
probable que el uso de la agresividad como única herramienta sea reforzado y
practicado, ignorando otras alternativas asertivas. Una sociedad violenta es
aquella que permite la práctica de estos actos agresivos, justificándola a
través de medios de comunicación, el uso de la fuerza militar y la educación.
Por las redes, están circulando
varios vídeos de linchamientos en los que personas
intentan robar o agredir a otra persona y la comunidad, grupo, o los que
estaban cerca en ese momento intervinieron. Venezuela ha llegado al punto en el
que la justicia se ha tomado en las
manos de todos los ciudadanos, en las calles se decide quien vive y quien muere
ya que las medidas de control por parte de los entes gubernamentales no están
siendo gestionadas y el malestar general ha superado el límite que puede aguantar una persona, que a expensas de sus propia suerte, transita cada día en las calles peligrosas de Caracas.
El uso de una norma doble para juzgar la violencia
Unknown
septiembre 14, 2016
La sexualidad es y ha sido una de
las áreas del comportamiento humano más desconocida y en la que aún prima
muchas veces lo anecdótico del conocimiento científico. Y sí esto es cierto a
cualquier edad, lo es especialmente en personas de edad avanzada. La mera
existencia de manifestaciones sexuales de cualquier tipo en los ancianos es
sistemáticamente negada, rechazada o dificultada por gran parte de la sociedad.
Los hallazgos
en las investigaciones sugieren que las relaciones homosexuales son similares a
las relaciones entre heterosexuales, Feldman a propósito de esto, comenta que a
pesar del estereotipo de que los homosexuales, en particular encuentran difícil
formar relaciones y que sólo se interesan por uniones sexuales casuales, la
realidad es diferente. La mayoría de los homosexuales, en general, buscan
relaciones a largo plazo y que sean significativas, por lo que en ese sentido
difieren un poco, a nivel cualitativo, de las deseadas por los heterosexuales.
A
pesar de no existir tantas diferencias entre los diferentes tipos de
orientaciones sexuales, la realidad es que la acción de salir del closet, es
decir, el hecho de que una persona se declare abiertamente gay, lesbiana o bisexual ante su familia, amigos,
compañeros de trabajo, y demás personas
en sus círculos cercanos, es realizado a veces por el deseo de que su
orientación sea aceptada y por aceptarse a sí mismo en muchas formas. En ese
momento, los familiares y amigos cuentan con tres opciones: la aceptación, la
preparación para asumirlo y el rechazo. Cuesta imaginar cómo puede ser este
tema en adultos que se encuentran entrando en la etapa de la vejez.
En nuestra
sociedad existe un escaso conocimiento sobre este tema, incluso dentro de los
profesionales sanitarios. Las creencias y conceptos erróneos se manifiestan
incluso en las historias clínicas donde no se recogen datos sobre la actividad
sexual. Esto, explicado erróneamente en algunos casos, por el supuesto de que
los ancianos son sexualmente inactivos; y en otros, debido a la incomodidad de
formular las preguntas o el temor de no poder responder adecuadamente a las
dudas que plantee el paciente en este tema.
Este
es un tema que se habla frecuentemente desde la perspectiva adolescente, y desde
la problemática que representa para estos la identificación con una orientación
sexual que les sea más cómoda, la aceptación por parte de los padres, etc. Pero
no es un tema muy investigado en adultos mayores y en parte debido a la
imposibilidad de imaginar a nuestros abuelos teniendo sexo o haciendo el amor. Es
cierto que las personas adultas también tienen necesidades que atender,
necesidades de enamorarse, de sentirse útiles, de ser tocados y mirados, o de
volver a tener una nueva pareja. También de tener sexo y sentir afecto/afinidad por su pareja.
En una
sociedad que está envejeciendo progresivamente, la sexualidad debería permanecer
en una dimensión afectiva, sentimental y relacional durante todo el curso de la
existencia, en el respeto del cuerpo y a los aspectos peculiares presentes en
cada fase de la vida.
En la sociedad
contemporánea el anciano, por el hecho de serlo, presenta más indefensión, y en
el plano estricto de la sexualidad, la sociedad también le es hostil. En
efecto, el proceso de envejecimiento da lugar a una mayor fragilidad orgánica,
a un aumento de la vulnerabilidad frente a las enfermedades y en general a cualquier
tipo de agresión. Además, el proceso de envejecer se caracteriza por ser la
única edad que no introduce a otro ciclo de la vida y por ser el momento más
dramático de la existencia: la etapa de "las pérdidas" y de "los
temores". Pérdidas de todo tipo que se producen en esta etapa de
la vida: del papel productivo, de la capacidad laboral, posibilidad de perder
la pareja, los amigos, los hijos, disminución de eficiencia física y de la
independencia psicológica, etc. Aunado a esto predominan los efectos de
factores fisiológicos y sociales como la autopercepción del atractivo sexual,
el acceso a tener una nueva pareja, la viudez, la dificultad para acceder
plenamente a la intimidad que termina en cese de la actividad sexual, en muchas
ocasiones, el efecto de algunas patologías médicas e incapacitantes, incluso
para poder sostener o iniciar el acto sexual.
Por lo tanto
es incorrecto seguir considerando al anciano como poco interesado en la
sexualidad o con escasa actividad sexual. Se puede encasillar como
"ageísmo" o "sexismo" la actitud de la sociedad y de los
profesionales de la salud que no quieren reconocer esta realidad. Con una mayor
formación académica de los profesionales sanitarios y de la sociedad en
general, junto con la realización de programas de educación sexual para los
ancianos, se lograría una mayor sensibilización hacia estos aspectos olvidados
de los mayores, contribuyendo directamente a una mayor satisfacción y bienestar
de muchos ancianos.
De la vida
sexual de los ancianos sabemos muy poca cosa. Pero hoy podemos decir que
"no hay un límite cronológico después del cual la vida sexual
desaparece". Por lo tanto, el primer paso para una consideración ética
sobre el papel de la sexualidad en la vejez pasa ineludiblemente por
reconsiderar estas actitudes que, ocultando la existencia del problema,
dificultan enormemente su remedio.
La sexualidad en la vejez: ¿Qué significa ser homosexual en la tercera edad?
Unknown
junio 22, 2016
Venezuela ha vivido un largo y
complejo proceso de desajuste social, caracterizado principalmente por la
violencia, cuya consecuencia más visible ha sido el surgimiento y consolidación
del fenómeno conocido como polarización política. Este proceso divide al país
en bloques aparentemente irreconciliables, dificultando la convivencia social,
incluyendo dificultades en las relaciones interpersonales, familiares,
laborales y de amistad
El ascenso de Hugo Chávez a la
presidencia de la república significó
efectivamente la entrada de la nación venezolana en un tipo de confrontación
política de altísima intensidad, tan amenazada por la violencia que requirió de
la instalación de misiones y organismos internacionales
como el Centro Carter y la Organización de Estados Americanos (OEA), así como
la creación del llamado Grupo de Países Amigos, en calidad de mediadores para
impedir la resolución armada del conflicto.
La oposición por su parte, aunque
resulta más exacto decir, las diversas modalidades de oposición, ya que ésta no
es homogénea en su organización, ha oscilado entre el uso de vías insurreccionales. Bajo una conducción atípica y la alianza coyuntural de los
dueños de los grandes medios, especialmente de las televisoras; en calidad de
dirigente del movimiento, la acción opositora que comenzó en una escala muy
pequeña y terminó convirtiéndose en un inmenso movimiento de masas no
partidistas se concentró durante casi 4 años en la meta única y recurrente de
lograr la salida inmediata del presidente Chávez de la primera magistratura sin
discriminar, en muchos casos, el tipo de vía o recursos al cual apelar.
En ese proceso los medios de comunicación, tanto los privados como los del Estado, terminaron sustituyendo el papel tradicional de “intelectual orgánico”, dejaron de ser “narradores del conflicto político” para convertirse en miembros activos de la contienda, creando así situaciones absolutamente novedosas sin referencia en la vida política nacional, que vinieron a reforzar aún más la emocionalidad e irracionalidad del conflicto.
Todo lo que se ha vivido desde
entonces es un estado de conflictividad permanente y naturalización de la
violencia política que ha significado el secuestro de nuestros temas cotidianos
de conversación, incluyendo los espacios más neutros políticamente hablando
como lo son la intimidad y la amistad. El venezolano se ha visto envuelto en
una sociedad condicionada al
monotemático debate político, que obliga a familias y amistades, a poner
reglas de juego en las que se prohíbe el tema político de manera irrestricta
para poder garantizar la armonía.
Es aquí donde Tulio Hernández,
autor de la publicación “La polarización política” describe “Pero donde la
polarización llega a hacerse más patética es en la dificultad que tienen los
venezolanos para lograr acuerdos mínimos en las explicaciones sobre lo que está
ocurriendo”. En un país donde el interés público tiene por lo menos más de dos, e incluso tres
o más versiones radicalmente contrapuestas, se hace evidente la siguiente
formulación ¿Cómo llegamos a esto?
En Venezuela, con la escasa
reproducción de información por parte de los medios de comunicación, se ha
llegado a entender que todo aquel que difunde una noticia está diciendo la
verdad porque decir mentira sería un comportamiento reprochable, aquel que
miente habitualmente se considera poco fiable. En Venezuela se ha instaurado el
hábito de ignorar la verdad y mentirse
los unos a los otros porque es mucho más fácil vengarse de aquel que miente
primero, mintiéndole a su vez. ¿Confuso? – El resultado de esto es la
fracturación del grupo social, se ven cada día en las calles más conflictos,
asaltos y desconfianza, a tal punto que
se ha llegado como medida preventiva a la reclusión en casa porque la calle se
ha vuelto tan insegura que solo queda un todo contra todos, cualquiera te puede
hacer daño.
La forma en que transita la
información sobre la agenda política en la sociedad venezolana parece fluctuar
entre lo reactivo y lo puritano, una sociedad en el que reina lo falso. El
discurso político tiene dispuesto ente sus objetivos suprimir al otro y
autoconsiderarse digno de sobrevivir, considerar que lo que se dice desde mi posición es verdadero y justo de
promover como extensible en el tiempo, mientras lo que dice el otro es una
mentira.
El mundo se reduce, o al menos el mundo de la
comunicación, a dos tipos de actores: nosotros y los otros. A los primeros se
les atribuye cualidades encomiables y a los segundos características
reprochables. Para el pro-gobierno sus opositores son aquellos obtusos, que no
son capaces de comprender el sentido de su propuesta política y que, en lugar
de eso, prefieren desprestigiar y tomar acciones como la huelga y el
terrorismo. Por su parte, para el anti-gobierno o la oposición las propuestas
del gobierno son intentos epopéyicos y heroicos que no llegarán a nada. Se ponen en la posición de no ser
violentos porque nadie los ha visto ejecutando acciones violentas, entonces eso
deja al otro (pro-gobierno) como el palmariamente violento. El panorama social
actual bien podría ser, en un intento metafórico, una anfisbena psicopolítica,
en la que gobierno y oposición tienen un solo cuerpo pero dos cabezas, y cada
una por su lado reclama para sí el cuerpo, que como ya debieron haber
concluido, no es otra cosa que el país.
Si algo se define desde el
oficialismo no puede ser comprendido como tal desde la oposición, y viceversa. Nadie
está dispuesto a decir no me parece, pero
a ellos les parece; hay que entenderse, en cambio, cualquiera está presto a
afirmar no me parece que el parecer del
Otro deba existir. La conveniencia democrática es más que una dificultad.
Como resultado, se opta por defender las bases ideológicas del acuerdo,
convirtiendo al venezolano en fanático de la verdad y cortadores de lengua de
cualquiera que mienta.
Hoy en Venezuela el llamado
pensamiento único se está extinguiendo ¿Qué sería de nosotros sí, más allá de
la histeria militante, cada uno pudiera decir lo que quisiera con la más pura
franqueza, con la cordial bienvenida y con toda observación critica sincera del
adversario?
La polarización política como conflicto cultural: Familias que se dividen por posiciones políticas
Unknown
junio 05, 2016
Es
sencillo decir que la vida sexual de la pareja es la práctica de actividades
sexuales, pero es que esa práctica no es solamente el acto sexual, hay además
muchas otras actividades y actitudes extrasexuales, que son tan variadas, sin
las cuales la vida sexual es prácticamente imposible. Por otro lado, si las
parejas se van a organizar solo en base al sexo, fracasan o están destinadas a
fracasar.
La
vida sexual del hombre y la mujer tiene sus diferencias y sus características,
y cuando hablamos de la vida sexual de la pareja, esto no quiere decir que el
hombre y la mujer van a poner cada uno el 50% de los ingredientes, ya que hay
numerosas ocasiones en que la mujer desempeña un papel más importante, y en
otras, es el hombre el que lo desempeña.
La vida sexual de la pareja varía de
acuerdo a la constitución de la misma y a las necesidades de sus integrantes,
son los dos los que tienen que contribuir y, además, la vida sexual es para los
dos, no sólo para uno. Desgraciadamente, en nuestro medio, y en muchos medios
del mundo entero, la vida sexual de la pareja es vida sexual para el hombre y
no vida sexual para la mujer, que lejos de ser un sujeto sexual, se convierte en
un objeto sexual. Si analizamos estadísticas, encontramos que la tercera parte
de las mujeres tiene algún problema, aunque sea cierto grado de frigidez. Esto
significa que la tercera parte de las mujeres no ha podido soltarse de los
amarres formativos restrictivos, y que los hombres siguen contribuyendo de
alguna manera con ello
En el acto sexual, lo fundamental no
es que la mujer se entregue al hombre, o que el hombre posea a la mujer, sino
que los dos participen en un acto en que ambos, además de actores, sean
beneficiarios.El hombre es más materialista que la
mujer, la mujer más idealista y romántica. Para algunos hombres la mujer es un
objeto sexual que hay que poseer, la mujer mezcla más el amor sexual con otras
cosas. Para que el hombre satisfaga a la mujer sexualmente tiene que ser tierno
y afectuoso, y si es su compañero habitual, tiene que ser un verdadero
compañero, darle seguridad y protección, y preocuparse por ella integralmente.
Una de las cosas que más anhela el
hombre de la mujer, es que sea siempre femenina. La mayor parte de los hombres
la desplazan cuando se pone en un plano autoritario, posesivo, soberbio,
agresivo, porque por tradición debe ser sumisa, dócil, suave. Está claro, que
esto va contra los principios de la igualdad de los sexos, pero es importante,
que todos los hombres y todas las mujeres no se olviden de ' conservar sus
propios atributos, cualidades y modo de ser.
En la vida sexual del hombre y la
mujer, debe haber un intercambio, y cuando los dos van a satisfacer sus demandas,
no estamos diciendo que tienen que coincidir en todo, pero sí tienen que
existir algún tipo de adaptabilidad para placer y satisfacción de ambos. Si esa
adaptabilidad no existe, no puede haber vida sexual adecuada, y la vida en
general no es integra -La vida sexual de la pareja debe servir para mantener la
unión, la armonía, el respeto mutuo y crear un intercambio, no solo genital
sino afectivo y humano.
La vida sexual de la pareja: Hombre placentero y mujer como objeto sexual
Unknown
mayo 27, 2016