Debo confesar que la idea de pasar una
tarde “bañándome” con otras miles de personas en una playa siempre me ha
parecido grotesca, pero ese no es el punto que quiero discutir; estos pasados
días santos he sido susceptible a participar en la tradición familiar, ir a la
iglesia, tradición que había olvidado completamente desde hace algún tiempo y
que no lograba recordar el porque. Estando en misa me pude percatar como la
religión es la mejor forma de deformar la conciencia.
Si cada uno se juzga de
acuerdo a un conjunto de criterios (no digo mandamientos para evitar problemas)
y no en función de virtudes o de comportamientos que respondan a lo que
"objetivamente" es correcto cualquier persona "consiente"
de estos criterios estará satisfecho se sí mismo al pensar que realmente es
bueno porque no roba, no mata, no fornica fuera del matrimonio, no desea, entre
otros... a diferencia de un simple mortal como yo... Queridos amigos, los
criterios no los hacen santos, prefiero no cumplirlos que cumplirlos sin vivir.
Por otra parte, al ser criterios, abstractos en su totalidad, parecen que
provocan más problemas que los que intentan prever, en vez de reconocer que no
puedes moldear a una persona en base a un criterio la tendencia parece ser justificar la eficacia del sistema apelando a
que la persona religiosa debería ser flexible y dinámica conforme evoluciona la
cultura, cuando en realidad no puede serlo por la manera formalista en la que
fue criada.
Últimamente
he llegado a pensar que lo frecuente en las religiones es abusar de la
autoridad en vez de instruir a las personas en libertad: que cada uno tenga su
propio criterio y que puedan defenderlo, que sepan dar razón de su esperanza.
Cuando escuchas a una persona, en su extremo religioso, puedes percatarte de
argumentos que apelan a los deberes de la persona, los deberes que le instruye
su formación, pero no sus derechos con esa formación y, es lógico en cualquier
sistema, no solo el religioso; si las personas conocieran sus derechos sería de
esperar que actuasen de forma autónoma, escapando de la formalización y del
poder controlador de todo sistema... Es por eso que debemos entender
correctamente la religión y no la doctrina sobre la negación del yo, la
obediencia como sabiduría cristiana o el argumento insostenible de que sólo se
es libre en Cristo, prácticamente el sometimiento del intelecto; según la
religión lo que se debe destruir es el pecado, no la inteligencia, ni el propio
juicio.
Leyendo
un poco sobre religión me percaté de una excelente cita, tomando las palabras
de Tomas de Auino "Sapiens diligit et honorat intellectum, qui máxime
amatur a deo inter res humanas", lo que entendí con lo poco que manejo del
latín es que el intelecto es el mayor don que los seres humanos hemos recibido
de dios; la raíz de la libertad radica en el conocimiento, sin conocimiento y
sin verdad no puede haber libertad, por lo que no se puede formar a las
personas en el voluntarismo, en la obediencia y el sometimiento a lo
establecido por un criterio, la causa final de que te puedas considerar libre o
"bueno" es la razón no la voluntad.