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Merwin Ponce

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My name is Merwin Ponce and I have been working with Talent Management for over a year, learning every day about processes associated with Personnel Selection, Personnel Training, Organization Development and Working Environment. Throughout this year, I have developed competencies as a speaker, dictating talks and lectures about working environment, assertiveness, interpersonal communications, solidarity and teamwork. Companies need to know the qualities and talents of their employees, and they can achieve this goal through the Human Resources personnel. Inside Work with Coffee you’ll find material on Personal Development and HR Management. The website’s main language is Spanish (SPA)

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La sexualidad en la vejez: ¿Qué significa ser homosexual en la tercera edad?

La sexualidad es y ha sido una de las áreas del comportamiento humano más desconocida y en la que aún prima muchas veces lo anecdótico del conocimiento científico. Y sí esto es cierto a cualquier edad, lo es especialmente en personas de edad avanzada. La mera existencia de manifestaciones sexuales de cualquier tipo en los ancianos es sistemáticamente negada, rechazada o dificultada por gran parte de la sociedad.

Los hallazgos en las investigaciones sugieren que las relaciones homosexuales son similares a las relaciones entre heterosexuales, Feldman a propósito de esto, comenta que a pesar del estereotipo de que los homosexuales, en particular encuentran difícil formar relaciones y que sólo se interesan por uniones sexuales casuales, la realidad es diferente. La mayoría de los homosexuales, en general, buscan relaciones a largo plazo y que sean significativas, por lo que en ese sentido difieren un poco, a nivel cualitativo, de las deseadas por los heterosexuales.

                A pesar de no existir tantas diferencias entre los diferentes tipos de orientaciones sexuales, la realidad es que la acción de salir del closet, es decir, el hecho de que una persona se declare abiertamente gay, lesbiana  o bisexual ante su familia, amigos, compañeros de trabajo, y  demás personas en sus círculos cercanos, es realizado a veces por el deseo de que su orientación sea aceptada y por aceptarse a sí mismo en muchas formas. En ese momento, los familiares y amigos cuentan con tres opciones: la aceptación, la preparación para asumirlo y el rechazo. Cuesta imaginar cómo puede ser este tema en adultos que se encuentran entrando en la etapa de la vejez.

En nuestra sociedad existe un escaso conocimiento sobre este tema, incluso dentro de los profesionales sanitarios. Las creencias y conceptos erróneos se manifiestan incluso en las historias clínicas donde no se recogen datos sobre la actividad sexual. Esto, explicado erróneamente en algunos casos, por el supuesto de que los ancianos son sexualmente inactivos; y en otros, debido a la incomodidad de formular las preguntas o el temor de no poder responder adecuadamente a las dudas que plantee el paciente en este tema.

       Este es un tema que se habla frecuentemente desde la perspectiva adolescente, y desde la problemática que representa para estos la identificación con una orientación sexual que les sea más cómoda, la aceptación por parte de los padres, etc. Pero no es un tema muy investigado en adultos mayores y en parte debido a la imposibilidad de imaginar a nuestros abuelos teniendo sexo o haciendo el amor. Es cierto que las personas adultas también tienen necesidades que atender, necesidades de enamorarse, de sentirse útiles, de ser tocados y mirados, o de volver a tener una nueva pareja. También de tener sexo y sentir afecto/afinidad por su pareja. 
En una sociedad que está envejeciendo progresivamente, la sexualidad debería permanecer en una dimensión afectiva, sentimental y relacional durante todo el curso de la existencia, en el respeto del cuerpo y a los aspectos peculiares presentes en cada fase de la vida.

En la sociedad contemporánea el anciano, por el hecho de serlo, presenta más indefensión, y en el plano estricto de la sexualidad, la sociedad también le es hostil. En efecto, el proceso de envejecimiento da lugar a una mayor fragilidad orgánica, a un aumento de la vulnerabilidad frente a las enfermedades y en general a cualquier tipo de agresión. Además, el proceso de envejecer se caracteriza por ser la única edad que no introduce a otro ciclo de la vida y por ser el momento más dramático de la existencia: la etapa de "las pérdidas" y de "los temores". Pérdidas de todo tipo que se producen en esta etapa de la vida: del papel productivo, de la capacidad laboral, posibilidad de perder la pareja, los amigos, los hijos, disminución de eficiencia física y de la independencia psicológica, etc. Aunado a esto predominan los efectos de factores fisiológicos y sociales como la autopercepción del atractivo sexual, el acceso a tener una nueva pareja, la viudez, la dificultad para acceder plenamente a la intimidad que termina en cese de la actividad sexual, en muchas ocasiones, el efecto de algunas patologías médicas e incapacitantes, incluso para poder sostener o iniciar el acto sexual.

Por lo tanto es incorrecto seguir considerando al anciano como poco interesado en la sexualidad o con escasa actividad sexual. Se puede encasillar como "ageísmo" o "sexismo" la actitud de la sociedad y de los profesionales de la salud que no quieren reconocer esta realidad. Con una mayor formación académica de los profesionales sanitarios y de la sociedad en general, junto con la realización de programas de educación sexual para los ancianos, se lograría una mayor sensibilización hacia estos aspectos olvidados de los mayores, contribuyendo directamente a una mayor satisfacción y bienestar de muchos ancianos.

De la vida sexual de los ancianos sabemos muy poca cosa. Pero hoy podemos decir que "no hay un límite cronológico después del cual la vida sexual desaparece". Por lo tanto, el primer paso para una consideración ética sobre el papel de la sexualidad en la vejez pasa ineludiblemente por reconsiderar estas actitudes que, ocultando la existencia del problema, dificultan enormemente su remedio.


La polarización política como conflicto cultural: Familias que se dividen por posiciones políticas

Venezuela ha vivido un largo y complejo proceso de desajuste social, caracterizado principalmente por la violencia, cuya consecuencia más visible ha sido el surgimiento y consolidación del fenómeno conocido como polarización política. Este proceso divide al país en bloques aparentemente irreconciliables, dificultando la convivencia social, incluyendo dificultades en las relaciones interpersonales, familiares, laborales y de amistad

 

El ascenso de Hugo Chávez a la presidencia de la república  significó efectivamente la entrada de la nación venezolana en un tipo de confrontación política de altísima intensidad, tan amenazada por la violencia que requirió de la instalación de misiones y organismos internacionales como el Centro Carter y la Organización de Estados Americanos (OEA), así como la creación del llamado Grupo de Países Amigos, en calidad de mediadores para impedir la resolución armada del conflicto.

La oposición por su parte, aunque resulta más exacto decir, las diversas modalidades de oposición, ya que ésta no es homogénea en su organización, ha oscilado entre el uso de vías insurreccionales. Bajo una conducción atípica y la alianza coyuntural de los dueños de los grandes medios, especialmente de las televisoras; en calidad de dirigente del movimiento, la acción opositora que comenzó en una escala muy pequeña y terminó convirtiéndose en un inmenso movimiento de masas no partidistas se concentró durante casi 4 años en la meta única y recurrente de lograr la salida inmediata del presidente Chávez de la primera magistratura sin discriminar, en muchos casos, el tipo de vía o recursos al cual apelar.

En ese proceso los medios de comunicación, tanto los privados como los del Estado, terminaron sustituyendo el papel tradicional de “intelectual orgánico”, dejaron de ser “narradores del conflicto político” para convertirse en miembros activos de la contienda, creando así situaciones absolutamente novedosas sin referencia en la vida política nacional, que vinieron a reforzar aún más la emocionalidad e irracionalidad del conflicto.

Todo lo que se ha vivido desde entonces es un estado de conflictividad permanente y naturalización de la violencia política que ha significado el secuestro de nuestros temas cotidianos de conversación, incluyendo los espacios más neutros políticamente hablando como lo son la intimidad y la amistad. El venezolano se ha visto envuelto en una sociedad condicionada al  monotemático debate político, que obliga a familias y amistades, a poner reglas de juego en las que se prohíbe el tema político de manera irrestricta para poder garantizar la armonía.

Es aquí donde Tulio Hernández, autor de la publicación “La polarización política” describe “Pero donde la polarización llega a hacerse más patética es en la dificultad que tienen los venezolanos para lograr acuerdos mínimos en las explicaciones sobre lo que está ocurriendo”. En un país donde el interés público tiene por lo menos más de dos, e incluso tres o más versiones radicalmente contrapuestas, se hace evidente la siguiente formulación ¿Cómo llegamos a esto?

En Venezuela, con la escasa reproducción de información por parte de los medios de comunicación, se ha llegado a entender que todo aquel que difunde una noticia está diciendo la verdad porque decir mentira sería un comportamiento reprochable, aquel que miente habitualmente se considera poco fiable. En Venezuela se ha instaurado el hábito de ignorar la verdad y mentirse los unos a los otros porque es mucho más fácil vengarse de aquel que miente primero, mintiéndole a su vez. ¿Confuso? – El resultado de esto es la fracturación del grupo social, se ven cada día en las calles más conflictos, asaltos y desconfianza, a tal punto que se ha llegado como medida preventiva a la reclusión en casa porque la calle se ha vuelto tan insegura que solo queda un todo contra todos, cualquiera te puede hacer daño. 

La forma en que transita la información sobre la agenda política en la sociedad venezolana parece fluctuar entre lo reactivo y lo puritano, una sociedad en el que reina lo falso. El discurso político tiene dispuesto ente sus objetivos suprimir al otro y autoconsiderarse digno de sobrevivir, considerar que lo que se dice desde mi posición es verdadero y justo de promover como extensible en el tiempo, mientras lo que dice el otro es una mentira.

El  mundo se reduce, o al menos el mundo de la comunicación, a dos tipos de actores: nosotros y los otros. A los primeros se les atribuye cualidades encomiables y a los segundos características reprochables. Para el pro-gobierno sus opositores son aquellos obtusos, que no son capaces de comprender el sentido de su propuesta política y que, en lugar de eso, prefieren desprestigiar y tomar acciones como la huelga y el terrorismo. Por su parte, para el anti-gobierno o la oposición las propuestas del gobierno son intentos epopéyicos y heroicos que no llegarán  a nada. Se ponen en la posición de no ser violentos porque nadie los ha visto ejecutando acciones violentas, entonces eso deja al otro (pro-gobierno) como el palmariamente violento. El panorama social actual bien podría ser, en un intento metafórico, una anfisbena psicopolítica, en la que gobierno y oposición tienen un solo cuerpo pero dos cabezas, y cada una por su lado reclama para sí el cuerpo, que como ya debieron haber concluido, no es otra cosa que el país.


Si algo se define desde el oficialismo no puede ser comprendido como tal desde la oposición, y viceversa. Nadie está dispuesto a decir no me parece, pero a ellos les parece; hay que entenderse, en cambio, cualquiera está presto a afirmar no me parece que el parecer del Otro deba existir. La conveniencia democrática es más que una dificultad. Como resultado, se opta por defender las bases ideológicas del acuerdo, convirtiendo al venezolano en fanático de la verdad y cortadores de lengua de cualquiera que mienta.

Hoy en Venezuela el llamado pensamiento único se está extinguiendo ¿Qué sería de nosotros sí, más allá de la histeria militante, cada uno pudiera decir lo que quisiera con la más pura franqueza, con la cordial bienvenida y con toda observación critica sincera del adversario?
MERWIN PONCE
+58-111-33-08
Caracas, Venezuela

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