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Merwin Ponce

Blogger Psychologist Personal Development

enero 29, 2015

Procedimientos de evaluación de la credibilidad de las declaraciones de menores víctimas de agresiones sexuales

El tema de la violencia genera polémica por ser un fenómeno que puede tener lugar a lo largo del ciclo vital del ser humano, desde la infancia hasta la vejez, incluyendo en este periodo, tanto a hombres, mujeres, niños y ancianos que pueden ser tanto víctimas de esta como agresores; aunque si es cierto que abarca una gran gama de la población, la prevalencia de víctimas de violencia es de mujeres y niñas, en el caso de los hombres, niños menores a 10 años, siendo sus agresores usuales miembros de la misma familia o personas más cercanas a ellos, conocidos, extraños, entre otros. Para contextualizar un poco, el tipo de violencia que les quiero plantear es la violencia sexual, definida por la OMS como todo acto sexual, tentativa a la consumación de éste, comentarios, insinuaciones no deseadas, o cualquier tipo de acciones que implique el uso de la sexualidad de la otra persona en contra de su voluntad.

        En el caso de la violencia sexual en niños, se hace difícil poder discriminar entre las declaraciones de éstos y posibles hechos ficticios, debido al desarrollo cognitivos de los niños, y a la falta de evidencias, las declaraciones de los niños se vuelve el único factor para poder determinar que se cometió un delito sexual (claro en el caso del examen forense, si el delito es denunciado a tiempo como para poder observar algún indicio de violencia sexual); esta falta de denuncia, si se podría llamar de tal forma, alude al contexto en el que se cometen esos delitos sexuales, suelen ocurrir con frecuencia en el núcleo familiar donde los agresores pueden ser conocidos, familiares o no familiares que tuvieran acceso fácil a la víctima, acceso no solo a su domicilio sino también a su confianza. Estos delitos sexuales suelen ocurren en edades cercanas al desarrollo sexual donde posiblemente le resulte atractivo al agresor los cambios debidos al desarrollo físico, sexual y emocional, que traen cierta condición de vulnerabilidad y desentendimiento de un conjunto de sentimientos totalmente nuevos en las victimas.




            Como las únicas pruebas que se tienen en este tipo de casos son las declaraciones de las “victimas” se debe proceder a realizar un análisis de contenido para así poder separar los sucesos que fueron percibidos como verdaderos, por la víctima y que ocurrieron de tal forma y, los hechos que fueron percibidos como verdaderos pero que son generados por la imaginación del testigo o sugerencias de otras personas; esté ultimo hace alusión a lo fácil que puede resultar la manipulación de la mente infantil, donde se podrían insertar algunos hechos en torno a la violencia sexual para incriminar a otra persona en pro de intereses personales. Al tratarse las declaraciones de un recuerdo  muchos factores entran en juego para el análisis de éstos, el contexto en el cual se dieron los sucesos, el número de veces que el niño ha tenido que contarlo, cómo se abordan esas declaraciones por las entidades judiciales, etc.
            Dentro de la evaluación de las declaraciones se debe primero atender al conocimiento que tiene la presunta víctima sobre los comportamientos sexuales, un niño tendrá una visión más distorsionada sobre lo que implica la vida sexual por su poca experiencia sobre estos temas en comparación a un adulto,  lo que fácilmente se puede determinar por los significados y los referentes sexuales utilizados en el relato, si ese relato ha sido producto de la experiencia del deliro, o debido a la fantasía o sugestión. No se trata entonces, de ver si la victima dice la verdad o no, sino de reunir un conjunto de variantes psicológicas que deben estar presentes en ese relato, consecuencias de los presuntos hechos sufridos.

            Demostrar que estas declaraciones son una muestra de la realidad, transita por analizar la estructura de tales declaraciones, es decir, si en el interrogatorio el niño es capaz de suministrar información completa sobre la forma en que sucedieron los hechos e inspeccionar si esa descripción es razonable, si se evocan emociones fuertes al relatar los hechos y que sean congruentes para tal experiencia, si es capaz de reproducir la historia con detalles y significados similares cada vez que deba ser interrogado. A pesar de que este tipo de procedimientos se vea poco ortodoxo por el trabajo que implica para un niño, es necesario determinar las capacidades que este tiene para relatar sucesos o inventar historias que sean congruentes con detalles que den a entender que los hechos son reales.


            Otros métodos consisten en buscar crear historias alternativas para confundir el relato de la persona o demostrar que las estructuras de las declaraciones de la persona en términos de relatos falsos y verdaderos son iguales, de esta forma ser escéptico hacia los relatos considerados como verdaderos. Para acotar, existe una variedad de procedimientos que buscan delimitar la realidad contenida en las declaraciones de las víctimas, pero suponen la existencia de un método que permita demostrar mentiras en esos hechos, solo se centran en la declaración de la persona pero no evalúan variables que pudieran estar afectando esas declaraciones como por ejemplo, la ansiedad, los rasgos de personalidad, el tiempo de duración entre el hecho y la demanda, la violencia generada por todos los niveles que debió hacer pasado la persona para poder demandar, se tratan de niños que carecen de habilidades lingüísticas tales que le permitan describir con exactitud y detalles que pasó, el entendimiento del acto sexual también es algo desconocido para ellos, hay que tomar en consideración que si bien estos métodos no son detectores de mentiras, tienen un margen de error, trabajan bajo la probabilidad de credibilidad de esas declaraciones, también de que se debe administrar por parte de un personal que tenga conocimientos suficientes como para poder realizar interpretaciones adecuadas que permitan guiar un caso a nivel jurídico, por lo que realizar este tipo de seguimiento constituye uno de los principales accionares del psicólogo forense.  

Merwin Ponce, Psicólogo con experiencia en el área de Gestión de Talento Humano. Redactor de contenido web para Alternos Producciones C.A..

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