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Merwin Ponce

Blogger Psychologist Personal Development

marzo 03, 2015

Actitud hacia los hombres homosexuales

Al ser una actitud se debe entonces considerar desde sus tres elementos o componentes, en el caso de la homofobia, el componente cognitivo sería la creencia de condena-aceptación caracterizada por lo que es “anormal” de acuerdo a los valores del grupo social mayoritario, creencias de peligro o de ser “extraños” son indicios objetivos que perpetúan el estereotipo.  Desde la visión de la aceptación se toman en cuenta las creencias desde una orientación minoritaria, pero normal, homosexuales como cualquier otra persona. Desde el componente afectivo sentimiento de repulsión/amenaza: ansiedad, incomodidad, malestar, asco o rechazo desde el polo de la repulsión, o sentimiento y emociones como la aceptación desde el polo positivo. Desde el componente conductual se tiene el estigma o la agresividad, se consideran así mismo, la evitación, mofa o la convivencia normalizada.

Actualmente se está cada vez más instalando en la agenda publica este tema, sin embargo si bien es considerado como prejuicio aversivo y los estereotipos han disminuido aún persisten diversas formas de prejuicio y acciones discriminatorias como lo son el prejuicio manifiesto de personas, grupos u organizaciones, las llamadas  formas modernas del prejuicio.  La homofobia es considerada como un miedo irracional a ser gay, lesbiana o bisexual, pero la persistencia de este miedo ha conllevado a considerarla también como la tendencia de rechazo debido a la posibilidad de “contagio” de esa orientación sexual.
La homofobia se desarrolla por los mismos mecanismos en las diferentes culturas y sus poblaciones, sin importar su orientación sexual; aunque el predominio se hace tangente en la población heterosexual masculina. Se puede expresar desde la externalización, en respuestas conductuales o verbales, físicas y emocionales, que en ocasiones lleven a algún tipo de abuso. O internalizado por la asimilación de un conjunto de imágenes negativas que se presentan de manera general en los diferentes sistemas en los que se manejan las personas, familia, amigos, trabajos.


   Este fuerte rechazo y su consecuente exclusión no solo se traduce como el rechazo hacia la orientación sexual del otro sino también hacia la estigmatización del grupo, tildados desde personas con características socialmente inadecuadas como la pedofilia; dentro de los caso más extremos y, al tratarse sobre unas de las valencias extremas de las actitudes, se reportan los homicidios de personas homosexuales como crímenes de odio, lo que ha llevado a crear instrucciones (en algunos países) para proteger a los miembros de este grupo estigmatizado, tal es el caso de la CONAPRE el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. 

De esta forma se puede observar como los hombres homosexuales se encuentran rechazados por la sociedad, estos a su vez, se enfrentan a sanciones morales, religiosas y, en muchos casos legales. A pesar de que el tema de la homosexualidad es del escuchar actual, de que los medios de comunicación presentan muchas instancias de aceptación hacia éstos, no parece traducirse todo ese esfuerzo en que las actitudes  negativas hacia la homosexualidad hayan cambiado. El estudio sobre las actitudes prejuiciosas ha sido realizado desde muchas perspectivas, más que todo para desarrollar programas de intervención que presente servicios a las personas afectadas de crimines de violencia o discriminación. Pero el estudio del cambio de actitudes en general se hace más relevante cuando se examinan muestras universitarias como sujetos de experimentación, las actitudes de sujetos universitarios hacia la homosexualidad, estos  tiene una alta responsabilidad en lo que respecta al cambio de las sociedades, asumiendo tal dirección se debe tener un mayor interés hacia el estudio de estas mentes.




Aquellas personas que manifiestan más actitudes negativas hacia los homosexuales se basan en actitudes tradicionales de rol de género, es decir, son personas que tienen más amistades que manifiestan el mismo rechazo, mayores de edad, con un nivel de educación formal menor y con características conservadoras influenciadas por asuntos religiosos; este es el punto central de la investigación realizada por Herek (1984). Por otra parte, otros investigadores señalan que el prejuicio está basado en la atribución, es decir en la relación de la percepción que la persona que estigmatiza tiene sobre la pérdida de control o la ausencia de este sobre la libertad de la homosexualidad, al no poder controlar a la persona, esta carencia de control se traduce como la actitud negativa o de rechazo, es decir, las personas que piensan que la homosexualidad puede ser curada o controlada (usualmente grupos religiosos) se relaciona con las actitudes negativas hacia las personas homosexuales. Otros estudios como los de Cotten-Huston (2000) señalan como las actitudes anti-gays tienen sus raíces en el desagrado hacia las mujeres y en las convicciones religiosas. La comodidad con la que algunas personas pueden estar con hombros homosexuales se asocia negativamente con la frecuente participación de actividades religiosas, este fue el centro del estudio de Gentry (1987), este autor también señala que cuando las personas conocen o están familiarizados con algún miembro que sea homosexual tienden a disminuir las actitudes prejuiciosa. Dentro de esta línea de investigación se encuentra Hinrichs y Rosenberg (2002) quienes con una muestra de estudiantes universitarios pudieron correlacionar los niveles bajos de prejuicio con el sexo femenino, las actitudes liberares, la baja religiosidad, el contacto previo con personas homosexuales, y la extraversión. 

Los hallazgos realizados por Kinsey sorprendieron a un gran público incrédulo desde hace más de un cuarto de siglo, en los que se reportaron que una proporción elevada de hombres heterosexuales, han participado en actos homosexuales, en cierto momentos de sus vidas; también se descubrió que solo cerca del 50% de todos los hombres americanos eran “Exclusivamente heterosexuales” lo que resultó en un 18% exclusivamente homosexual o persistentemente bisexual. Entre el 2% plenamente homosexual, el 13% había participado en cierta actividad homosexual y más del 15% había tenido deseos homosexuales sin haber cedido a ellos. A pesar de estos resultados, la homosexualidad era vista todavía por gran parte de la literatura clínica como una patología, una forma de trastorno psicosexual, que iban emparejados con trastorno como el voyerismo o las parafilias. En la actualidad a pesar de ser distinta esta concepción clínica, persiste la visión de perversión en el hombre homosexual, desde la mirada heterosexual, este grupo es visto como algo antinatural y como moralmente condenable. 



Hoy en día la aceptación hacia la homosexualidad es mucho más amplia, pero todavía existen conductas de discriminaciones tanto explícitas como implícitas hacia las personas homosexuales: en este caso se habla de la existencia de actitudes explícitas e implícitas. Las actitudes manifiestas o explícitas se reportan de manera consciente por la persona y usualmente está mediadas por la deseabilidad social y diversos determinantes ambientales que pueden distorsionar la verdadera actitud, a la cual se la denomina latente o implícita, la cual se manifiesta de manera sutil, automática y se considera como la verdadera cara de la actitud, ya que no está tan afectada por factores contextuales.

Merwin Ponce, Psicólogo con experiencia en el área de Gestión de Talento Humano. Redactor de contenido web para Alternos Producciones C.A..

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